Hace unos cuantos años, cuando aún estaba en el instituto, conocí a una serie de personas que cambiaron mi vida de forma radical.
Comencé a quedar con ellos los fines de semana. Al principio, todo era genial: nos reíamos, hablábamos de nuestras cosas...En definitiva, hacíamos lo que todo grupo de amigos hacía.
Las risas duraron unos meses, hasta que la chica más celosa del grupo (y por todos considerados como "la jefa") comenzó a tener algo contra mí. Según ella, los varones del grupo cambiaban cuando yo estaba con ellos. No había pasado por algo así jamás, por lo que no supe cómo reaccionar ante tal situación. Era una persona débil y me desmoroné emocionalmente.
Por suerte, dos de los tres chicos del grupo salieron en mi defensa y me animaron para seguir saliendo con ellos. Acepté, ya que no quería perder la amistad de las personas que me defendieron.
Después de esto, la "líder" del grupo decidió comenzar una guerra contra mí. sin yo ni siquiera saberlo, hablando mal sobre mí a mis espaldas (y como es propio de este tipo de personas, poniéndome buena cara de frente). Me costó años entender que se portaba así conmigo, hasta que di con el quid de la cuestión: No era como los demás. Mientras todos los miembros del grupo le daban la razón en todo, yo tenía mi propia opinión; hacía cosas diferentes: era la persona que no le bailaba el agua; tenía mi propia personalidad. Aun así, aguanté durante años este tipo de trato por el miedo a quedarme sola, sin amigos. Nunca consideré a cierta gente del grupo como tal, pero había gente que merecía la pena.
En 2012, con 17/18 años, por fin me percaté de que algo estaba mal, de que no podía seguir así. Entre que más tiempo pasase con ese grupo, más me intoxicaría de su negatividad. ¿Cómo me di cuenta? Analizando su conducta. Siempre hacíamos lo mismo, y cuando alguien proponía algo nuevo, se negaban a cambiar los planes. No salían de su zona de comfort y siguen sin hacerlo.
Otra conducta negativa eran las críticas. Se pasaban horas y horas hablando mal de la gente. Si le iba bien a alguien, la ponían a parir hasta la saciedad; si le iba mal, se alegraban y hacían chistes sobre ello.
A pesar de que tenían más características propias de la gente tóxica, estas dos fueron la prueba definitiva de que debía de huir de ahí, entre que más rápido mejor. Así es como comencé el proceso de "desintoxicación":
• Me rodeé de gente llena de positivismo. La universidad me dio la oportunidad de conocer a gente maravillosa y recuperar antiguas amistades.
• Exploré nuevos lugares. A pesar de que vivo en una ciudad pequeña, hay infinidad de bares, museos, cines, centros de actividades, parques...¡No existen límites para hacer cosas nuevas!
• Aprendí a tener confianza en mi misma. No fue un proceso fácil, pero finalmente lo conseguí. Cambié mis pensamientos negativos por frases como "Puedo hacerlo", "Soy capaz de todo"; me acepté a mi misma y finalmente me dije a mi misma que todo lo que me había pasado no fue mi culpa.
• Eliminé de mis redes sociales a esas personas. ¿Para qué visitar el perfil de gente que quiero suprimir de mi vida? No merecen ni un minuto de mi atención.
• Me centré en lo que realmente me gusta. Volví a pasarme las tardes bailando con la música a todo volumen e inicié una serie de proyectos que pronto se harán realidad.
A pesar de todo el daño que me han podido ocasionar estas personas, les agradezco la experiencia, ya que quizás, si no me hubiera ocurrido esto, sería una persona completamente diferente. Gracias a esta experiencia soy mucho más feliz, sé diferenciar una relación sana de una dañina y todos mis días están llenos de energía.
Os agradezco que hayáis dedicado unos minutos a esta publicación, ya que es la primera vez que hablo de esto. ¿Alguna vez os ha pasado algo así? ¿Existen personas tóxicas en vuestras vidas?
